Época: Prehistoria Balear
Inicio: Año 900 A. C.
Fin: Año 100 D.C.

Antecedente:
Arte prehistórico en las Baleares

(C) Manuel Fernández-Miranda



Comentario

La diversidad formal de los poblados es también notable, si bien dominan las plantas circulares o paracirculares. Unas veces se alzan en lugares en los que el terreno contribuye a destacar su posición estratégica y control visual, pero otras están en medio de llanuras o en laderas de pequeñas elevaciones, sin que exista una relación clara entre terreno y construcciones. Del análisis de la distribución de los edificios no se deduce organización urbanística. Da la sensación de que se trata de conjuntos de crecimiento irregular que solamente respetan, y no siempre, la idea de un talaiot central al que se le van añadiendo construcciones, o la de habitaciones distribuidas a lo largo de un eje principal.
En bastantes casos los poblados están cerrados por una muralla, con una o más puertas de acceso, que rodea el conjunto de habitaciones. La técnica constructiva de estas murallas sigue, en líneas generales, la misma de los talaiots, a base de grandes bloques colocados en seco, por lo que el aspecto del muro suele ser el de una pared muy ordenada. También es habitual el uso de grandes bloques paralelepipédicos, que frecuentemente exceden el metro de longitud y se colocan sobre un pequeño zócalo que les sirve de cimentación. Está documentado, por ejemplo, en la muralla del poblado de Es Pedregar, en Llucmajor, donde se percibe bien el zócalo de apoyo en algunos tramos y la técnica constructiva, consistente en disponer los bloques bien cortados en hileras horizontales, sin relacionar unas con otras y tapando con piedras de menor tamaño los espacios que quedan entre ellos.

En yacimientos como Es Rossells, en Felanitx, o Ses Paisses, en Artà, la muralla se construyó con grandes bloques que sobrepasan los dos metros de altura y los dos de anchura, directamente colocados sobre el suelo, a veces hincados en él y otras sobre una piedra base que sirve de zócalo. Este tipo de muralla es difícil que se mantenga a lo largo de todo el perímetro. Con frecuencia una parte utiliza los grandes bloques y en otras zonas se emplean sillares de menor tamaño, bien cortados y dispuestos en hiladas, como ocurre en los poblados de S'Illot, en Mallorca, o Son Carlá, en Menorca. Una técnica curiosa es el encaje de los bloques, que aparece en murallas formadas a base de grandes ortostatos y que sustituye con criterios de seguridad y armonía constructiva a la intersección de piedras de menor tamaño. En ocasiones, uno o más talaiots forman parte del recinto de cierre de un poblado.

La puerta más habitual es la adintelada sobre dos grandes jambas y da paso al interior del poblado sin más elementos arquitectónicos auxiliares. Resulta curiosa la falta de fortificaciones junto a los accesos, sin que aparezcan talaiots u otra construcción defensiva en su proximidad. Igualmente se plantea el problema de su cerramiento en caso de necesidad, del que no ha llegado ningún testimonio. Casos de utilización de talaiots junto a la puerta se conocen sólo a través de un croquis de Cartailhac en el poblado de Son Hereuet, en Felanitx, hoy día imposible de identificar. En él se aprecia la forma poligonal del recinto amurallado, seguramente idealizado, y la existencia de un acceso con un talaiot a uno de los lados y un muro cóncavo al otro, que representan una posición de elementos defensivos respecto de la puerta del conjunto. Otro caso se conoce a través de la maqueta conservada en el Museo Arqueológico de Barcelona del desaparecido poblado de Els Antigors, en Ses Salines. El amplio portal de acceso tiene a uno de sus lados una pequeña plataforma circular que se asemeja a un talaiot y al otro una pared penetra hacia el interior del recinto, lo que colaboraría en la defensa de la puerta.

La construcción interior más característica, aunque no sea la más abundante, es el talaiot. A los talaiots se les adosan habitaciones realizadas en mampostería seca, normalmente con piedras de pequeño y mediano tamaño. En ocasiones presentan barro en la unión de los bloques y es frecuente que estén asociadas unas a otras con medianeras comunes. Suelen tener un vano de acceso, que en casos aparece enmarcado con piedras de mayor tamaño. Cuando han sido metódicamente excavadas, como en Ses Paisses o Son Oras, se ha podido constatar la existencia en su interior de puntos de apoyo o pilares rudimentarios para sostener la cubierta, probablemente formada por elementos vegetales. Dentro del poblado se distribuyen los edificios con plantas de tendencia a formas redondeadas, cuadrangulares o trapezoidales.

Su técnica constructiva es muy variable, incluso dentro de un mismo edificio, con muros hechos con sillares bien cortados para facilitar el ensamblaje que alternan con otros levantados a base de piedras sin apenas carear. Falta, en la prehistoria de las Baleares, esclarecer la cuestión de la evolución de la planta de sus edificios, aunque todo parece indicar que se suceden unas a otras o yuxtaponen sin diferenciación cronológica apreciable. En época tardía se percibe en Mallorca una cierta tendencia hacia las habitaciones de planta cuadrada, como en Capocorp Vell, con columnas de tambores de pequeño tamaño. En Menorca, sincrónicamente se construyen casas de planta redondeada con un patio cuadrado interior y habitaciones en torno a él, como por ejemplo en el poblado de Torre d'en Gaumés, en Alaior, que copian modelos de inspiración romana republicana.

En lo que respecta a la ordenación interna de las construcciones, los talaiots se distribuyen libremente por el área fortificada formando diversos núcleos, como, por ejemplo en el caso de Els Antigors, en Ses Salines, o su disposición se plantea a partir de un talaiot central que domina el conjunto del poblado, como en el caso de Ses Paisses en Mallorca o Torralba d'en Salort, en Menorca. En el primer caso, no hay indicios de la existencia de un edificio de mayor relevancia y quizá su disposición se deba a la convivencia de diversos grupos sociales. Sin embargo, en el caso de Ses Paisses resulta evidente la situación del talaiot central en el punto dominante del poblado, a manera de rudimentaria acrópolis, con una serie de edificaciones adosadas que le dan relevancia sobre el resto del conjunto. Además de estos núcleos dependientes o en directa relación con talaiots, existen otros interesantes modelos constructivos. Uno de ellos es el de Es Rossells, a base de habitaciones rectangulares, que quizá indica algún tipo de distribución semiurbana. Hay casos, como el de Can Daniel, en Pollensa, en el que, aparte de la posibilidad de que su área central -rellena por montones de piedras y árboles- tenga o no edificios, se registra una notable concentración de edificios adosados a la muralla por su cara interna. Queda, finalmente, el tipo de distribución a lo largo de un eje y sin talaiots, en el que es dudosa la existencia de fortificación, como en el caso de Son Danús de Dalt, o los conjuntos de talaiots sin amurallar, pero con relación entre sí, cuya distribución no sigue ningún esquema previo: cada talaiot con sus habitaciones debía formar un núcleo singular aunque no independiente.

La disposición de construcciones ocupando el lugar central del poblado está muy clara en la isla de Menorca. Poblados como Torre d'en Gaumés o Torralba d'en Salort, ambos en el término municipal de Alaior, reproducen una concentración de monumentos singulares -talaiots, recintos de taula y salas hipóstilas- que domina al resto del poblado y se convierte en la zona principal de la aldea. Si el talaiot representa el lugar fortificado, o residencia del jefe con sus habitaciones adosadas, el recinto de taula es el lugar de culto colectivo y la sala hipóstila probablemente un almacén o depósito de alimentos de utilización común. La arquitectura parece mostrar en esos casos la existencia de un centro social o político disgregado que tal vez refleja el modelo de organización de la comunidad que vive en cada poblado, unas quinientas personas en los de mayores dimensiones. Las salas hipóstilas son exclusivas de la isla de Menorca. Aparecen en el interior de todos los poblados y también en ocasiones aisladas y dispersas por el campo. Se trata de estructuras semisubterráneas, normalmente de planta alargada, a las que se accede por una puerta adintelada o un corredor cubierto mediante lajas. El espacio interior se compartimenta a partir de las columnas de tipo mediterráneo, que se elevan en número variable para sostener las lajas de piedra de la cubierta mediante un inteligente sistema de descargas que reparten el empuje del techado entre las pilastras y los muros laterales. En algunos casos, por ejemplo en Torralba d'en Salort, están cubiertas por un túmulo de tierra, lo que contribuye a preservar su condición de espacio aislado, pero en la mayoría las lajas de piedra de la cubierta están visibles al exterior.

Las salas hipóstilas han sido interpretadas, en ocasiones, como viviendas relevantes, dado el aspecto que poseen y la mano de obra que sin duda se precisó para su ejecución. Su frecuente situación central dentro de algunos poblados contribuía a tal filiación. Sin embargo, la excavación de la existente en las inmediaciones del talaiot principal del poblado de Torralba d'en Salort demostró que, al menos en ese caso, se trataba de un almacén que en su última fase de uso, ya en contacto con la romanización de la isla, albergó en su interior un apreciable número de ánforas.